La tradición textil fue muy antigua en el Perú prehispánico y se remonta a más de ocho mil años a.C. La materia prima usada en los textiles fue la "cobuya", el algodón y la lana.
Los primeros balbuceos textiles se dieron antes de los conocimientos alfareros. En ese entonces, las fibras usadas fueron la llamada "cabuya" por los españoles, es decir diferentes eneas (Scirpus sp; Fourcroya andin; Thyphya angusfolia, etc.). Éstas fueron empleadas en forma de sogas, bolsas de red, trenzas y burdas mantas. A la cabuya le sigue en el tiempo el algodón (Gossypium barbadense) en sus dos variedades, blanco y país, este último de ricos tonos marrón.
Una fibra de gran importancia fue la lana de camélidos, la burda provenía de las llamas y la fina de alpaca y vicuñas. Hacia los años 500 a.C el tejido había alcanzado su pleno desarrollo y las prendas de aquel entonces se aprecian hoy en los museos.
El desenvolvimiento alcanzado en el arte textil y su gran demanda debió exigir una serie de tecnologías apropiadas. Destaca así el rol del hilado básico, no sólo para cubrir la necesidad de los tejidos, sino para conseguir la perfección que observamos en las piezas y mantos funerarios descubiertos por arqueólogos y buscadores de tesoros. Para lograr esa excelencia era indispensable un hilado fino y parejo que sólo era conseguido por expertos en la materia.
Igualmente importante eran los conocimientos sobre tintes cuyos coloridos conservan aún toda su frescura. En un listado que señala en 1571 los diversos tipos de artesanos andinos especializados hallamos el tanti camayoc es decir, los "Yndios que hacían colores de yerbas".
Existían varios tipos de telares siendo el más común el telar de cintura que es usado aún en nuestros días. Otro tipo era el horizontal formado por cuatro estacas y empleado para grandes piezas. Los telares fijos, tal como lo mencionan los cronistas, pueden ser verticales u horizontales.
Existieron además numerosas técnicas textiles como en los brocados, tapicerías, dobles telas y gasas, que por su belleza y la perfección de su ejecución se exhiben en museos.
En la gran variedad de textiles se dieron dos tipos las telas finas llamadas cumpi o cumbi, confeccionadas con lana de alpaca y vicuña; y las burdas usadas por la gente común, confeccionadas con lana de llama. Las de cumbi, por su fineza, colorido y perfección pertenecían a señores, sacerdotes e ídolos y se usaban para los ajuares funerarios. Ofrecían a las huacas prendas textiles de pequeño tamaño que luego quemaban quizá con la idea de economizar trabajo.
Las telas de cumbi eran confeccionadas por especialistas y existía una diferencia entre las costumbres serranas y las costeñas. Según Fernando de Oviedo "la lana hilan hombres e no mugeres porque hay oficiales para hilar" y Cobo menciona a los "llamados cumbicamayos que no entienden otra cosa que en tejer y labrar cumbi. Estos eran de ordinario varones aunque también las mamaconas solían tejerlos."
Algunas prendas lujosas eran recubiertas por delgadas placas labradas o llanas de oro y plata, cosidas a las telas.
Los textiles durante el Incario
El estado inca necesitaba de un gran número de prendas para su sistema organizativo e ideó la manera de obtenerlas instituyendo los Aclla huasi u obrajes femeninos donde las mamaconas se dedicaban a confeccionar prendas finas y burdas y a preparar bebidas para las celebraciones y ofrendas.
La institución de la reciprocidad exigía un número grande de prendas finas para donar a los señores involucrados en el sistema. Además, la mita guerrera obligaba a cubrir las demandas del ejército, por lo que el Estado se veía en la urgencia de una producción masiva tanto de prendas finas como de bastas. Una especialidad textil inca fue la confección de los llamados tocapu, que consistían en cuadrados pequeños de gran figura con ciertos dibujos repetidos; con ellos se adornaban las prendas más lujosas. Es posible que los tocapu se originaran durante la cultura Wari.
Tomado de: María Rostoworowski, Los Incas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario