martes, 17 de agosto de 2010

La Revolución Lanar.

"Los años clave: 1860-1868.
Las escasas ovejas que existían en el país al comenzar el siglo XIX, fueron de origen español y (..) el rendimiento en lana de estos animales apenas si alcanzaba a 400/500 gramos por cabeza y la calidad era deficiente al grado de utilizarse solo para colchones y almohadas. La cruza con animales europeos era pues, fundamental. (..)
El censo de 1852 señaló la existencia de 800.000 ovinos de los cuales solo el 16% eran mestizos.
La década del 60 presenció un nuevo empuje de introducción de ovinos finos para la mestización. La primera, y en esos momentos la única posibilidad que se presentó a nuestros productores, fue la explotación de la lana. De allí la merinización de nuestras majadas criollas, emprendida fundamentalmente con los merinos Negrette y Rambouillet, de lana buena y fina, que parecieron adaptarse a las condiciones del país. El predominio del merino surgía con nitidez, dada su excelencia en lana. Las razas inglesas de carne -Lincoln, Shropshire, South Down- no tuvieron desarrollo sino después de 1890, cuando los frigoríficos argentinos la demandaron. El merino fue así, sin discusiones el preferido. (...)
...la explotación ovina abundó en el litoral y centro-sur, donde predominaban los extranjeros y se equilibraba la pequeña, la mediana y la gran propiedad (y esto es consecuencia de la estructura socio-cultural del medio rural).
Causas.
En los últimos años de la década del 50 y primeros de la del 60, hubo un señalado descenso en el precio del tasajo, y otro similar en el cuero, significando una baja conjunta de 45% a 55% en el precio de los dos productos. (...) Colocado en tal situación desventajosa, es natural que el estanciero buscara los medios de modificarla en su favor. Por los mismos años en que la crisis bovina se manifestaba con mucha fuerza, los hacendados extranjeros intensificaron las introducciones de ganados ovinos finos, con buenos rendimientos de lana. Era una nueva riqueza, una nueva forma de explotación de la actividad rural, que se presentaba ante los ojos al principio escépticos de nuestros hacendados criollos. El ovino daba su producción una vez por año y era capaz de repetirla durante varios años más. La riqueza se reproducía en el lomo del mismo animal, sin necesidad de sacrificarlo..(..).
El papel de los extranjeros principalmente ingleses y franceses, en la cría y difusión de la explotación del ganado ovino, fue fundamental. Esta dedicación exclusiva hacia el ovino se explica porque habían practicado su cría en sus paises natales, conociendo como manejarlas, que cuidados eran necesarios, como hacer los cruzamientos para mejorar el rendimiento y la calidad del textil. Esto los distinguía del estanciero y el peón criollos que no tenían ni idea -en esos primeros tiempos- de las normas y reglas mejores para la explotación del ovino. También traían de sus países el conocimiento de la importancia creciente de la industria textil y de la continuada demanda de lana por los mercados europeos.
Los cambios que se producen...
El afianzamiento de la explotación del ovino significó la primera modificación de la estructura económica rural desde el coloniaje. (Estructura: conjunto de elementos económicos permanentes sobre los que se basa una sociedad en un período de tiempo determinado) Es indudable que la introducción del ovino modificó los modos de producción pecuaria tradicionales y por lo tanto los fundamentos de todo el sistema social. La oveja terminó con el absoluto dominio del vacuno, así como la lana puso fin a la "edad del cuero". En este sentido, constituyó un claro elemento de modernización.
PRODUCE:
* Diversificación de la producción.
* Capitalización del medio rural.
* Incorporación de nuevos medios técnicos ahora necesarios (baños, productos químicos etc).
* Perfeccionamiento y mejora en las estancias.
* "Racionalización" de la explotación rural.
* Mano de obra especializada y permanente (la oveja "ato" al suelo al hombre como pastor-puestero o peón, debiendo renunciar a su tradicional nomadismo y afincarse en un lugar fijo). 


Tomado de: Jose P. Barran; Benjamín Nahum: "Historia Rural del Uruguay Moderno", Compendio del Tomo I (1851-1885).

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