1866...
Cándido López, soldado de Mitre, pintará este desastre de Curupaytí y las anteriores batallas que ha peleado, y también la vida cotidiana en los campamentos. Pintará con la mano izquierda, porque en Curupaytí una granada le ha volado la derecha.
Pintará sin imitar a nadie y nadie le imitará. Durante la semana vendera zapatos en Buenos Aires y los domingos hará cuadros que dirán: La guerra fue así. La tonta mano izquierda se hará sabia, por amor a la memoria, pero ningún artista le prestará la menor atención, ni lo tomará en serio ningún crítico, ni habrá nadie interesado en comprar las recordaciones de un soldado manco.
-Yo soy un cronista del pincel.
El solitario Cándido López pintará multitudes. No habrá en sus obras primeros planos de sables fulgurantes y caballos briosos, ni heroes en agonía pronunciando su discurso póstumo con una mano sobre el pecho sangrante, ni alegorías de la Gloria.... A través de sus ojos de niño, desfilarán inumerables soldaditos de plomo y caballos de calesita jugando en ordenada formación el pavoroso juego de la guerra.
En Eduardo Galeano, "Memorias del Fuego II".
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